La segunda ruta de AEMOTUR comenzó con la que parecía la «crónica de un desastre anunciado», pues el grupo de moteros andaluces que participó en ella se perdieron dos veces al salir de Córdoba, una vez más por Ciudad Real y, ya en plena ruta, casi abandonan a uno de sus miembros en Atienza, merced de los buitres que rondaban la zona. Pero no adelantemos acontecimientos y disfrutemos paso a paso de lo mucho que dio de sí esta «Guadalajara Integral».Sabiendo que todos los asistentes a la ruta provenían del sur, desde AEMOTUR diseñamos una ruta que comenzara en Torija el viernes, a fin de dirigir al grupo de moteros ya cansados hasta el Barranco de la Hoz por una ruta tranquila pero muy interesante: perfecto anticipo de lo que estaba por llegar en el Parque Natural del Alto Tajo. El núcleo de la ruta tendría lugar el sábado, dejando para el domingo una trazado que guiaría al grupo por algunas carreteras y puntos menos conocidos para desembocar en Aranjuez, lo que les facilitaría el acceso a la A4 y su Córdoba natal. Pero una buena organización no puede ser digna de tal nombre si no es capaz de sobreponerse a las contingencias e improvisar soluciones. Y no quedó otra cuando el cabecilla del grupo, José María, informaba que debido al hecho de haberse perdido no una, ni dos sino tres veces, llegarían más tarde de lo previsto.
Como los chicos de MotosGarageTV habían facilitado que BMW Motorrad España nos cediera una flamante BMW F800GS para la ruta, se aprovechó la espera para hacer algunas fotos…
Cuando el grupo se presentó en la plaza de Torija había pasado, con creces, la hora programada para iniciar la ruta, pero no era momento ni lugar para reprimendas: estábamos todos sanos y salvos y con un fin de semana interesante por delante.
Lo mejor de todo fue el buen ambiente y humor con el que se presentaron, haciendo gala de un carácter andaluz abierto y risueño que no abandonaron en ningún momento de todas y cada una de las horas que duró el evento.
Con la noche amenazando con aparecer en pocas horas, no tuvimos más remedio que dejar las presentaciones para la cena y salir zumbando lo más rápido posible hacia la Hospedería de la Virgen de la Hoz, donde al calor de una más que oportuna chimenea disfrutamos de una copiosa cena y la consecuente charla y cantilena de chistes y anécdotas divertidas.
El menú, compuesto por productor de la zona, fue el siguiente:
Entrantes.
Ensalada de pimiento asado y ventresca.
Cecina de León con tostaditas de tomate.
Revoltillo de morcilla de Molina.
Segundos a elegir.
Rabo de toro al estilo de la hospedería.
Trucha del río Gallo rellena.
Bebidas, pan y postre incluidos, destacando una espectacular crema catalana y algún que otro orujo.
La noche y tertulia se alargaron lo justo para dejarnos unas horas de descanso, fácil por otro lado en un entorno tan plácido como la Hospedería, cuyo único rumor proviene del lento fluir del río Gallo y los pájaros que nos despertaron temprano, como si no quisieran que nos perdiéramos el espectáculo otoñal que teníamos justo en frente.
El sábado por la mañana se inició la ruta con algún que otro contratiempo: arrancar las motos cerca de Molina de Aragón (una de las regiones más frías de España) puede ser complicado, y eso le ocurrió a una de ellas, a la que tuvimos que darle un pequeño empujón. No mencionaremos de qué marca era la moto, por no ser cuestión de interés y evitar repetir el cachondeo que el grupo de andaluces mantuvo durante buena parte de la mañana sobre el particular.
A pesar de que la ruta era asfáltica, la organización del evento, obligada a improvisar un poco la ruta para adaptarse a lo que el viernes no pudo ser objeto de visita, planteó una salida del Parque Natural del Alto Tajo que incluía una pista muy fácil, y que sin duda hizo las delicias de todos los asistentes, excepto un conductor de una BMW 1200 RT que aseguró que mataría al guía si le volvía a llevar por alguna carretera que no tuviera pintada una línea blanca en medio…
Después de un trazado de montaña con inmejorables vistas al río Tajo, que por aquella zona inicia su andadura que le llevará a desembocar en Portugal, el grupo emergió del valle y alcanzó la meseta de Guadalajara, cruzando la A2 lo justo para repostar gasolina y continuar la ruta por Jadraque (cuya foto del castillo aparece en la portada de esta crónica) y Cogolludo.
Desde Cogolludo se tomó una carretera que conecta directamente con Tamajón, entrada a los Pueblos Negros de Guadalajara, y que tanto por lo revirado de su trazado, el buen estado del firme y, principalmente, el color de las hojas del otoño, constituyó uno de los momentos «moteros» por excelencia que a buen seguro los participantes guardarán en la retina para siempre. Pero aún quedaba mucho más…
Desde Tamajón, su «Ciudad Encantada» y la Ermita de la Virgen de los Enebrales, el grupo siguió hasta Campillo de Ranas por una de las carreteras más ideales para disfrutar de la moto y la naturaleza. Poco antes de llegar a este magnífico ejemplo de arquitectura tradicional basada en la pizarra, tomamos el desvío hacia Corralejo sin más intención que disfrutar de la famosa «Muralla China» de Guadalajara, que ya conocimos en la primera ruta AEMOTUR «Tierras de frontera«.
El almuerzo tuvo lugar en el mesón El Jabalí de Majaelrayo, donde un siempre atento Javier nos trató a las mil maravillas. Después de reposar los magníficos torreznos, lomo, tortilla, postres y café, seguimos la ruta en dirección a Valverde de los Arroyos y de allí hasta Galve de Sorbe, con la intención de recorrer las inmediaciones de la sierra de Pela que separa Guadalajara y Segovia antes de llegar a Atienza.
La carretera que va desde Valverde de los Arroyos (uno de los pueblos más bonitos de España) a Galve de Sobre nos dio la oportunidad de hacer alguna parada para estirar las piernas y disfrutar de un paraje natural embriagador.
La llegada a la villa medieval de Atienza fue tan esperada como imponente es la estampa de su fortaleza, que parece saludar al viajero desde muy lejos, orgullosa a pesar de que sus muros, otrora inexpugnables como atestigua el Cantar de Mio Cid y las crónicas de la época, ahora hayan quedado reducidos a unos lienzos maltrechos de piedras amontonadas sin orden.
El conjunto monumental de Atienza resultó tan atractivo para uno de los asistentes, que no tuvo otra posibilidad que perderse entre sus calles mientras el resto del grupo ponían rumbo acelerado hacia la otra joya de la zona: Sigüenza.
Para no faltar a la verdad, hemos de admitir que el aventurero que permaneció en Atienza, rodeado de perros, grillos y campesinos que le desorientaban por más que intentaran ayudarle, no cometió más pecado que fiarse de unos compañeros que, con más sorna que escrúpulos, dijeron al organizador que «ya estaban todos» cuando en verdad faltaba uno…
Por suerte nos reagrupamos en Alcolea del Pinar y pudimos llegar sin más contratiempo hasta la Hospedería, donde disfrutamos del segundo ágape de productos típicos del Señorío de Molina:
Migas del pastor
Ensalada de pollo escabechado y queso de cabra
Croquetas de boletus
Morteruelo de Molina
PLATO PARA ELEGIR UNO
Paletilla asada de cordero molinés
Entrecot
Trucha con jamón y ajitos
A la mañana siguiente, con la previsión de lluvia sobrevolando los pensamientos de los que retornaban a Córdoba, iniciamos la vuelta lo más rápido posible, no sin antes disfrutar de una ruta a través del Alto Tajo jalonada de bellas estampas, como puede apreciarse en el siguiente enlace.
Llegó la hora de despedirse, entre risas y comentarios acerca de los animales que se habían cruzado en nuestro camino (buitres, águilas, halcones, corzos y hasta un jabalí que cruzó por delante nuestra a escasos 10 metros…), incluyendo los grillos que acompañaron a José María en su periplo por las calles de Atienza…
Desde AEMOTUR queremos agradecer el esfuerzo de todos y cada uno de los asistentes, socios ya de esta gran familia, por venir de tan lejos a esta ruta, esperando que hayan disfrutado de la gastronomía, la organización y el mimo con el que organizamos nuestras actividades y que constituyen, sin duda, nuestra mejor carta de presentación.
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